Vivir
a menudo realidades ajenas a nosotros mismos, puede llegar a confundir la
percepción del momento en el que vivimos. Los futbolistas habitualmente caminan
en una fina línea que separa la realidad de la ficción y que tiende a confundirlos alimentando peligrosamente su ego.
A
ciertos niveles los futbolistas jóvenes viven con el riesgo de que su talento
les catapulte hacia tenues sueños que apenas si se pueden palpar. Sus jóvenes
mentes, tan fáciles de moldear desde fuera, tienen sencillo sucumbir ante futuros
llenos de éxito que evocan momentos que nadie sabe si ocurrirán.
Maquillar
la realidad de un futbolista adolescente, ya sea potenciando en demasía sus
cualidades o haciéndole ver éxitos que podría llegar a cumplir, es alto
peligroso para el desarrollo personal y deportivo del chico por no hablar del arriesgado
aumento de su propio Ego.
La
posibilidad de vivir un fuerte desengaño deportivo sumado a los muchos chicos que
ven caer sus sueños en el camino al éxito, debería de ser suficiente aliciente
para que el entorno de los futbolistas en época adolescente y pre adolescente
tuviera todas las precauciones posibles.
Pensar
en un chico de esa edad como futbolista y no como el adolescente que es, es un
error que puede durar demasiado.
A
menudo vemos a padres jalear las cualidades de sus hijos, sin darse cuenta del
daño que puede llegar a hacer en el futuro personal y deportivo del chico.
Claro que son consecuencias directas que van implícitas en el papel de los
padres, cuando estos se convierten en Hooligans o “expertos” entrenadores de
fútbol.
Otro
de los personajes que incitan al desastre en todos estos chicos, son los ya populares
“representantes”. Nuestros ya conocidos vendedores de humo, miran al futbolista
y ven un producto, en lugar de ver a un joven con algo de proyección, pero un
joven al fin y al cabo.
Referencia:
Traficantes de sueños http://www.fotosybanquillo.es/2016/04/traficantes-de-suenos.html
Saber
recapacitar y tener los pies en el suelo es tarea y responsabilidad única del
entorno cercano del futbolista, los adultos tienen que ser los encargados de distinguir las ilusiones de la realidad, lo que está
bien de lo que está mal. Y por supuesto tener los pies en el suelo, siendo
conscientes de las consecuencias que cualquier decisión puede tener para el
futbolista.
Félix de Blas