El entrenador y la ignorancia, formar o competir


El mundo del fútbol esta tan extendido, mediatizado y globalizado que resulta fácil descubrir malos vicios entorno al balón. Si a esto le sumamos la eterna lucha del ser humano por destacar por encima de sus semejantes, el resultado puede llegar a ser lamentable sobre todo si hablamos de fútbol base.

En todas las facetas de la vida abundan un tipo de personas que haciendo gala de sus altos conocimientos en cierta materia, solo consiguen ganarle tiempo a su propia ignorancia. En el fútbol como en la vida, podemos encontrarnos con personajes que desde los banquillos lanzan al aire conocimientos que en las manos equivocadas pueden llegar a ser dañinos para este deporte, sobre todo si los que están en el terreno de juego son niños.

Hablo de algún entrenador que convierte esta digna profesión en un germen, que infecta la vida deportiva de los niños. Vemos como jóvenes futbolistas en edad alevín o benjamín, sufren a diario entrenamientos y directrices propios de edades más adultas.

Es fácil descubrir entrenadores en el fútbol base actual que plantean ejercicios complejos, trabajan términos tácticos avanzados para un niño, dan largas charlas de pizarra, tratan de mantener fijos a niños de 7 u 8 años en una misma posición, etiquetan a niños de 6 años como “goleadores” o “creadores de juego”, desarrollan entrenamientos con alto contenido físico y mil y un disparates más.

Ellos mismos se olvidan que a ciertas edades no es el momento de competir, es el momento de aprender.

Suelen ser “profesionales” que se mueven enérgicos por el campo, que elevan sus gritos y pierden los modos en el banquillo, olvidando siempre y por encima de todo que sus jugadores son “niños” en edad de aprender, no futbolistas que trabajan un modelo de juego.

Desde fotosybanquillo defendemos el fútbol como vehículo formativo en las jóvenes vidas de los pequeños en edades tan tempranas y nos preguntamos ¿Quiénes son los responsables de la existencia de estos personajes de nuestro fútbol? ¿Qué medidas se pueden adoptar para eliminar este germen de nuestro fútbol base?

Evidenciando el peso que el ego de estos entrenadores tiene en sus decisiones junto al lastre de su propia ignorancia, analizamos el problema desde dos puntos de vista: medidas a adoptar y sus responsables.

Seguramente son muchas las medidas que se pueden llegar a adoptar para combatir este problema, pero pocas las que se ven actualmente.

·         Mayor vigilancia por parte de las instituciones que dirigen el fútbol, ya que tanto federaciones como comités e incluso escuelas de formación, tienen parte de responsabilidad en cuidar la calidad de la formación que se da en nuestro fútbol.

·         Endurecer las sanciones si esto fuera necesario, para todos aquellos clubes que permitan mala praxis profesional o metodologías contraindicadas para ciertas edades.

·         Estudiar la implantación de sanciones a entrenadores que se apropien de métodos inadecuados para los niños, incluyendo a aquellos cuya manera de comportarse no sea ejemplar en cuanto a valores humanos y deportivos.

·         Posibles campañas de concienciación que muestren al niño como persona en formación y no como futbolista. Una correcta formación deportiva en el entorno del futbolista puede resultar muy efectiva.

Aunque los propios entrenadores son los máximos responsables de su propio comportamiento y degeneración profesional, es fácil encontrar personas o instituciones que indirectamente permiten o fomentan la existencia de estos “profesionales” en nuestro fútbol.

·         Las Instituciones que rigen el fútbol, la no persecución de estas maneras de comportarse y la ausencia de sanciones que lo condenen les da algo de responsabilidad en este problema.

·         Padres / madres a los que habitualmente escuchamos usar expresiones como “métele caña” dirigidas a niños de edad temprana para la práctica del fútbol. Lo único que consiguen es alimentar el ego de estos personajes, permitiendo la mala praxis profesional para con los niños.

El problema es complejo tanto en su origen como en su desarrollo y solución, pero la concienciación de los clubes, instituciones y entorno cercano del futbolista es la mejor arma para combatirlo.

Mientras, esperamos que estos personajes que se empeñan en ocupar los banquillos y manchar la digna profesión de entrenador de fútbol, sepan canalizar su nula capacidad formativa y dejen de lado su propia ignorancia.



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