Soy entrenador de fútbol, respétame



Tomar una decisión que va a ser difícil y en parte injusta, pero que sabes que tienes que tomar porque es lo mejor para tus objetivos y lo más correcto, es una cruz y un estigma que todos aquellos que nos dedicamos al fútbol base llevamos y llevaremos siempre.

Una vez acabada la temporada, llega un momento cuando todos creen que las máquinas se detienen en los clubs de fútbol, en el que los motores se disparan y el trabajo se multiplica, es el momento de pensar en la próxima temporada.

Planificar una temporada puede llegar a ser tan complejo como desarrollarla, aunque el paso previo de formar la plantilla, puede llegar a convertirse en un drama personal para cualquier entrenador de fútbol base, sobretodo en las edades más tempranas del futbolista.
Formar una plantilla de 18 o 20 futbolistas, cuando te enfrentas a una convocatoria numerosa de chicos que optan a un lugar en tu plantilla, es un privilegio y un drama que solo el entrenador siente, conoce y comprende.

Realmente no es difícil seleccionar a los mejores, el drama comienza cuando tienes que mirar a los ojos de un chico y decirle que su perfil no es el que buscas. Esa mirada no se te olvida, el tiempo te la recordará siempre y seguramente siempre será un estigma difícil de borrar.

Es el momento en el que se disparan los sentimientos en el entorno del futbolista, y como no cuando eso ocurre es el entrenador el centro de todos, aquel al que todos pueden faltar y al que nadie comprenderá jamás.

Igual de fácil que seleccionar a un futbolista top para tu escuadra, es optar por la falta de respeto como manera de reaccionar a las decisiones del entrenador. No pasa nada, porque aquellos que nos sentamos en un banquillo sabemos que el insulto va a llegar, eso es algo que no se puede remediar.

Este no es más que uno de los cientos de casos en los que un entrenador de fútbol se enfrenta al insulto fácil y a la verborrea de los fanáticos, tus decisiones están abocadas a la descalificación y nadie se para a pensar que detrás de la pizarra hay un ser humano.

Similares situaciones se pueden vivir durante partidos y entrenamientos, donde los fallos de un futbolista se convierten en miserias de los entrenadores. Cuando un rival acierta y te da un golpe, muchos "sénecas" de conciencia oscura te abordaran por la espalda y trataran de hundirte si pueden.

Por todo esto, es de justicia pedir un mínimo de comprensión e incluso de respeto para el ser humano que descansa tras el banquillo. Vivimos en un país en el que todos creemos saber y entender sobre todo, pero muy pocos nos paramos a tratar de comprender en cómo se siente aquel que es objeto de continuas descalificaciones de todas clases.

Ser entrenador de fútbol es muy complicado y difícil, creer que lo eres es muy sencillo y dañino para todos los que te rodean, incluida la pelota.

Soy entrenador de fútbol, respétame. 






@fotosybanquillo