Cuando eres deportista de competición, bien
al más alto nivel, bien a niveles no tan altos, gran parte de tu vida gira en
torno a tu deporte. Tu condición de deportista marca tu descanso, tu
alimentación, tu tiempo de ocio, gran parte de tus pensamientos, tu forma de
relacionarte con los demás (familia, amigos…), tu economía, incluso la visión
que tienes de ti mismo y tu forma de sentirte. El deporte es uno de los
aspectos de tu vida, pero es tan importante que tiñe y se cuela en todos los
demás.
La alarma salta cuando la vida deportiva
se acerca a su fin, y hay que tener en cuenta que ésta tiene una fecha de caducidad
bastante temprana. Hay deportes en los que se puede alargar más y en otros la
retirada se da antes, pero practiques el deporte que practiques tendrás que
retirarte cuando aún eres muy joven.
¿Qué pasa entonces? Pues que en ese
momento tienes que gestionar múltiples cambios en tu vida. No sólo se trata de
dejar de competir, si no que eso que teñía todos los aspectos de tu vida y
sobre lo que se basaba todo “desaparece” y aparece en nosotros una sensación de
vacío y de pérdida de sentido en nuestra vida. Todos conocemos casos de deportistas
de alta competición que aparentemente podrían tener una vida fácil después de
retirarse y que han vivido verdaderos calvarios al acabarse ésta, dándose en
ocasiones casos tan extremos como deportistas que han llegado al suicidio.
¿Cómo podemos gestionar la retirada
deportiva?
El primer y más peligroso error que
suele darse demasiado a menudo es no pensar durante la vida deportiva en la
retirada como un paso más de la misma. Solemos ignorarla durante toda nuestra
carrera y esto no nos beneficia en absoluto. Debemos pensar en la retirada como
en un paso más, puesto que así es, además de inevitable, y esto nos ayudará a
asumirla con mayor naturalidad y preparación cuando llegue el momento. Nos
pasamos horas, días, semanas, meses y años entrenando a deportistas para que
mejoren de cara a su deporte y a su competición, les hacemos creer que lo más
importante en su vida es ser mejor deportivamente que ayer y no nos damos
cuenta de que ese planteamiento puede ser dañino en el momento en que eso
desaparece. Las personas que rodeamos al deportista somos responsables de hacerles
pensar en que ese momento va a llegar y asumirlo con naturalidad, además se
debe construir un plan para cuando ese momento llegue, ¿A qué se dedicará? ¿En
qué ocupará el tiempo libre? ¿Qué cosas hará (tales como viajar o dedicar un
domingo a salir con sus amigos) que hasta el momento el deporte no se lo ha
permitido?
También debemos tener claro que el
deportista es, simplemente, una persona que practica deporte, quizás sea su
profesión o un aspecto muy importante de su vida, pero solo es eso, una parte. Tenemos
que verle como una persona en su conjunto, y no sólo como un deportista que
debe conseguir un determinado rendimiento a corto plazo. Pero esto no acaba
aquí, es importantísimo conseguir que el propio deportista se vea a sí mismo
como una persona con múltiples cualidades aparte de las deportivas, no sólo
será un futbolista, un gran rematador, alguien con mucha velocidad… si no que
debemos enseñar al deportista a definirse de una forma más amplia y no sólo
como deportista.
Es muy positivo, además, que
planifiquemos esa retirada. Debemos intentar que ésta no se dé de golpe, sino
comenzar a disminuir nuestro nivel de exigencia y utilizar los últimos años para
relacionar el deporte con afición y salud, poco a poco ir separándolo en
nuestra mente del concepto de exigencia. No obstante, debemos estar preparados
por si se da una retirada forzosa en caso de que aparezca, por ejemplo, una
lesión.
Debemos tener en cuenta también lo que
supone la retirada deportiva a nivel social. Tras la retirada, el deportista
quizás perciba que mucha gente que antes estaba en su vida ya no lo está tanto
y debe estar preparado para esa situación. Es importante, por eso, tener una
red social (amigos y familia) segura y positiva durante toda la carrera que te
siga apoyando cuando ésta se acabe.
Si el deporte, además, ha sido tu
profesión, es muy importante que durante la carrera deportiva el deportista se
prepare para su vida laboral “después de”. Es importante tener un plan
profesional cuando tu carrera deportiva acabe. Si el deporte es tu pasión
puedes encaminar tu vida profesional posterior por esos derroteros, ¡seguro que
estás preparado!
La retirada es, sin duda, un proceso de
pérdida, pero debemos enfocarlo como una oportunidad de crecimiento personal, y
éste es un aspecto en el que hay que trabajar desde el principio de la práctica
deportiva. Prepararte durante toda tu carrera es importante para afrontarla de
una forma natural y positiva, que nos permita crecer y ser aún mejores.
Virginia Sánchez Larriba
Psicóloga deportiva