El
respeto hacia la figura arbitral es algo incuestionable, pues su figura es clave
para el buen desarrollo del juego, pero ellos deben de mostrar el mismo respeto
que exigen.
Desde
siempre la figura del árbitro ha sido objetivo de críticas, insultos, faltas de
criterio y respeto. Incomprendida profesión que camina bajo el riesgo de saber
que siendo juez, todas sus decisiones
serán sometidas a veredicto público, esa es la realidad diaria de todo árbitro
¿Les convierte eso en figuras impunes ante cualquier comportamiento por su
parte?
Cabe
por descontado que nadie debe defender y promover la violencia verbal o física contra
el colectivo arbitral. Pero por otra parte, es igual de cierto que ningún
colegiado debe de carecer de aquello que tanto exige, el respeto.
En
lo llevamos de temporada he vivido el hecho insólito y aberrante de ver como
árbitros de fútbol base se dirigen a los jugadores usando gritos,
descalificaciones e insultos, llegando en ocasiones a soportar risas y burlas
tras una derrota.
La
impunidad con la que se mueven los árbitros en el fútbol base nos les acredita
a poder faltar al respeto a los jugadores, pero aunque sea una realidad extraña
es tan real que asusta y convierte a los árbitros en figuras déspotas con
exceso de libertinaje en sus funciones.
Ver
a un árbitro gritar a un jugador de tan solo 14 años a 5 centímetros de la cara
de este, sin haber recibido provocación anterior, es una aberrante imagen de
impunidad que pasa por alto de las autoridades federativas y comités
correspondientes.
No
estaría de más que las instituciones del fútbol ejercieran algún tipo de control
que juzgue y evalúe realmente las actitudes y comportamientos de los árbitros
para con los jugadores. Pues la impunidad que estos muestran en el cumplimiento
de su deber, es peligrosa y altamente irrespetuosa. Alguien debería de decirles
a los árbitros que se mueven cada fin de semana por los campos arbitrando niños
y adolescentes, que cuando uno exige respeto debe al menos de mostrarlo de
igual manera.
No
es la primera vez que desde fotosybanquillo denunciamos estos comportamientos,
ya que por desgracia no es la primera vez que los sufrimos.
Así
no señor colegiado
Comprendo
la tarea arbitral como la más difícil que se puede vivir dentro de este digno
deporte y defiendo a aquellos que la ejercen con rigor y respeto hacia sus
protagonistas, pero perder las formas te hace perder la razón y aquellos jueces
del fútbol que viven en ausencia de sus propios valores, no merecen el respeto
que exigen.
Estar
en un campo de fútbol y ver a un árbitro comportarse de manera grosera con los que
le rodean, es un agravio enorme hacia este deporte que solo sirve para promover
la violencia alrededor del balón.
Aguardo
con esperanza el día en el que las instituciones del fútbol controlen de verdad
a sus jueces y juntos consigamos tener un fútbol más limpio.
felixdeblas